En los campos de concentración nazis a los prisioneros se les marcaba mediante un sistema de codificación visual que los diferenciaba dependiendo de los delitos que hubieran cometido.
Este sistema de marcado consistía en coser en sus uniformes un trozo de tela en forma de triángulo invertido, dependiendo del delito, el triángulo era de un color u otro.

El triángulo negro estaba destinado a prisioneros con discapacidad física e intelectual, personas sin hogar, prostitutas, alcohólicos, drogadictos, inadaptados sociales y anarquistas.

Esta forma geométrica que utilizaron los fascistas para marcar y humillar a las personas, posteriormente organizaciones sociales la reclamaron y utilizaron como simbología de identidad propia desactivando así su significado vejatorio inicial.

Estas marcas fueron re-apropiadas y re-significadas como simbología de resistencia y lucha antifascista.

Antifascista siempre fue una acción artística pública donde el artista se tatuó así mismo un triángulo negro de 4 cm.