El muro,
2024.


Un muro construido mediante buzones de correos que se encuentran en las entradas de las viviendas residenciales, el nombre de los residentes escritos en las puertas de los buzones fueron eliminados.

“El muro” nos invita ha reflexionar sobre las consecuencias sociales de la llamada “gentrificación”. Este proceso urbano de especulación económica es llevado acabo por empresas transnacionales y consiste en la compra masiva de viviendas de los barrios populares de la ciudades. Una vez adquirida la propiedad de estos inmuebles, se ejecuta la expulsión —con diversos métodos violentos— de los habitantes originales en situación de alquiler. Las viviendas de estas zonas urbanas, una vez vaciadas de vida en comunidad, son destinadas al uso turístico o son re-alquiladas a clases sociales con un mayor poder adquisitivo o quedan cerradas a la espera de ser vendidas en una futura revalorización de la zonas urbanas donde se ubican.

Estos barrios gentrificados se convierten en zonas de expulsión y exclusión social quedando cercados por muros económicos. Las ciudades se convierten así, ya no en espacios donde transcurre la vida, sino en ciudades-marca —espacios de tránsito destinados al consumo compulsivo— o lugares vaciados de vida o como diría el antropólogo Marc Augé “no-lugares”.

La vivienda entendida de esta forma capitalista —no como un derecho básico, sino únicamente como un bien para la especulación y el beneficio económico— se enmarca dentro de la lógica del desquiciado sistema socio-económico neoliberal en el que vivimos.

Esta obra fue realizada ex profeso para la exposición colectiva “De Carabanchel al Soho”. Se invitó a diez artistas a reflexionar el concepto “Gentrificación”. La muestra fue comisariada por el artista urbano DosJotas y tuvo lugar en el espacio de arte madrileño “la nave imaginable”.